¡Hay un bicho en mi cerveza!
¿Te has aventurado a comer insectos? Si contestaste “sí”, seguramente la gran mayoría que te atreviste a probar no fueron tan desagradables. ¿Sabías que algunos de estos, son ofrecidos como…
¿Te has aventurado a comer insectos? Si contestaste “sí”, seguramente la gran mayoría que te atreviste a probar no fueron tan desagradables.
¿Sabías que algunos de estos, son ofrecidos como alimento gourmet en no pocos restaurantes?
Por supuesto que el poder ver, oler, pero principalmente saber que son insectos comestibles los que llevarás a tu paladar, ayuda mucho a disfrutar la experiencia en sabores y consistencia del alimento. Pero qué sucede si de repente entras al terreno de lo desconocido y desagradable, dando un sorbo a tu bebida favorita que cada mañana te acompaña – un café americano aromático, de buen cuerpo, ofrecido en ancestral y afamada cafetería, ubicada en un famoso barrio al sur de la Cd. De México – y entre los labios sientes algo que se atora un poco, pero piensas posiblemente sea una traza del propio grano, al dar un segundo sorbo, das cuenta que ahora esa sensación es incómoda; sintiendo como se incrustan en los labios una especie de pequeñas puntas filosas. Esta breve anécdota, le sucedió hace algunos años a una compañera de trabajo que, frente a dos testigos (uno de ellos, era yo) retiró la tapa del vaso y cuál fue su sorpresa, cuando vio que en esta, se encontraba atorada una cucaracha de la especie Blatella germánica; lo que hizo que su rostro se descompusiera por completo, al recordar el haber sentido muy posiblemente, el tarso de alguna de las patas de ese animal tan repugnante.
Bueno…, la anécdota anterior fue extraída de la papelera de reciclaje de esta memoria, gracias a que hace unos días en un grupo de Facebook, dedicado a compartir experiencias y recomendaciones de diversas marcas de cerveza artesanal, la ferviente seguidora de una marca con quince años en el mercado, asentada en Baja California; comentó haber sufrido una negra y amarga experiencia que, cerca estuvo de llorar lágrimas negras de coraje, decepción y horror de lo que compartió en fotos, aunque no tan claras y explícitas, en una de estas parece estar pegada a la botella de color ámbar un segmento de la pata de un insecto, mostrándose lo que parece ser la coxa, el fémur, la tibia y el tarso de aparentemente una cucaracha. Por la relación de dimensión entre el vaso y la pata, puede llevar a pensar que el organismo filtrado al envase pudiera ser del tamaño de una cucaracha americana u oriental, ya sea adulta o en últimos estadios ninfales.
El ver una cucaracha a muchos provoca repulsión, en ocasiones aparentemente exagerada y sin sentido, a lo que se conoce como blatofobia; sobre todo en habitantes de zonas urbanas. Esto, debido a que la mayoría de las especies con las que en el medio urbano convivimos, las consideramos sucias y portadoras de una importante cantidad de patógenos que pueden poner en riesgo la salud del ser humano; nada alejado de la realidad, ya que especies pertenecientes a la familia de los blátidos como Periplaneta americana, Blatella germánica y Blatta orientalis son portadoras de bacterias, helmintos, virus, hongos y protozoarios, causantes de enfermedades como disentería, salmonelosis, aspergilosis, teniasis, amibiasis, hepatitis, entre muchas otras.
La hasta ese momento, leal consumidora de la marca prometió no volver a dar una oportunidad a la casa productora, desatando comentarios a favor como en contra de su decisión; tanto de miembros del grupo, así como opiniones en canales de you tube y reporteo de revistas especializadas. Algunos de los comentarios y opiniones transmitidas, desestimaron la gravedad del asunto, haciendo escarnio de la investigación que se pudiera llevar a cabo, para determinar la causa raíz de la contaminación o afirmando categóricamente que, el organismo no pudo introducirse en el proceso de envasado. Definitivamente con una serie de fotos, no se puede determinar el origen de la contaminación, pero el primer y correcto paso, lo dio la casa productora, al ordenar la inmediata trazabilidad del producto, para así proceder al retiro del lote en sospecha del mercado.
Es importante señalar que, aunque existen límites máximos permisibles de material extraño en alimentos y bebidas, el ver un segmento completo de una parte de insecto; obviamente sobrepasa cualquier límite. Por lo que es necesario que la casa productora tome acciones preventivas inmediatas para evitar nuevamente suceda esta contaminación en uno de sus productos, esto quedó lejos de ser meramente una historia urbana como las que en los 80´s se dejaban ver en revistas y periódicos sensacionalistas; mostrando una rata en una hamburguesa o dentro de un envase de refresco de cola, lo mismo que un dedo. Pero hoy, gracias al acceso a la información que las redes sociales proporcionan, una marca puede ser destruida por los daños económicos que implica la pérdida de credibilidad, confianza y reputación; se estima es más costoso reconstruir que tomar acciones inmediatas y comunicarlas a los consumidores de forma franca y abierta.
La casa productora deja ver en un comunicado, que el problema pudo darse en una maquila ubicada en el estado de Michoacán. Mi primera pregunta hacia la marca es, ¿cómo afirmas que así fue? Lo determinarán por el número de lote por supuesto; pero he aquí la importancia de involucrar a toda la cadena de suministro. ¿El sistema de control de plagas establecido está homologado?, ¿cuenta con suficientes monitores para alertar tempranamente la presencia de plagas?.
¿Se pudo haber contaminado durante el proceso? Me atrevo a decir que no hay forma que durante el proceso – malteado, macerado, cocimiento, enfriado, fermentado, maduración, envasado y coronado – una cucaracha pudiera filtrarse y menos una del tamaño de la que parece haber sido. Pero en todo proceso hay puntos críticos de control o de mayor riesgo y si el envasado se realiza a 2.5 psi o 3 psi ¿no hay riesgo de que se haya filtrado material extraño? No estoy afirmando nada ni deseo especular, pero es importante que la marca atienda y reflexiones sobre programas, normas y certificaciones a cumplir de forma puntual y exhaustiva; como las debajo señaladas.
Hay de insectos a insectos para degustar, pero… ¡definitivamente, las cucarachas no deben entrar a tu boca!
